Necesaria lírica - Luciano Maldonado

           Sombras de libertad Mientras se prepara una guerra, dos tertulianos se pisan palabras, uno se atrinchera en su sí, que ahora sí está justificada la causa; el otro es muy firme en el no, nada bueno se consigue con las armas. Antes de declarar la guerra, ya no se ve el rostro de la vieja Europa. Intuyo su dolor, tras la mascarilla, lento el pulso, con el paso de las horas. Son más jóvenes los gallos del corral y las ganas de dialogar más bien pocas. Cuando estalle sin fin la guerra, no habrá vuelos para palomas sin alas, se impondrá un silencio eterno tras mil puertas. Será pasado el sueño de un mañana. Peones de un juego del calamar sin tinta. Sólo sombras donde libertad reinaba.                                   Luciano Maldonado                                 (Gijón, febrero - 2022)

Palabras hermosas                                                         Buscaba palabras hermosas, que despertaran los sentidos, olvidando referentes conocidos, traspasar su evocación de realidad; ya reunía en su libreta casi mil. Y el mar lo llamó con infinitas olas, mansas sobre arena, fieras contra rocas, voces mensajeras del piélago añil. La rosa de los vientos marcó su rumbo, áncoras de plata, son de caracolas, singladura de sueños hacia otro mundo, estrellas marinas junto a la polar. Deseaba en sus versos salvar la distancia de un hoy en sombras a un mañana de luz, borrar el eco de una triste nostalgia con acordes de notas de inaudito arte, un ritmo marcado y suave, un sonido semejante al tam-tam del corazón. Quería encontrar el ser que no había sido, negar tajante el espacio que lo ataba sin posible remisión a una cadena larga de eslabones de hirientes palabras: huérfano, hambre, robo, rejas, castigo, crimen, odio, violencia y venganza sin

                                                                                                                      Miré los muros de la patria mía   Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados, por quien caduca ya su valentía. Salime al campo: vi que el sol bebía los arroyos del hielo desatados, y del monte quejosos los ganados que con sombras hurtó su luz al día. Entré en mi casa: vi que, amancillada, de anciana habitación era despojos; mi báculo, más corvo y menos fuerte. Vencida de la edad sentí mi espada,   y no hallé cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la muerte.                            (Francisco de Quevedo)

 

 

                                                                                   Indómito Reclamas la luz entre grietas del asfalto. Ensanchas tus raíces bajo losas de aceras, hiedra de muros sucios, sobre suelos sin pasos, en ojales de alcorques solitarios. Quiero ser como tú, humilde hierba, rebelde siempre, y poder resistir, así, adversidades. Ser agua libre del río, rauda y virgen, que frente a diques impuestos se abre paso, de nuevo, en su antiguo cauce. Más fuerte aun de lo que haya sido, cuando intenten restarme fuerzas. Con mayor lucidez incluso, si me imponen su memoria. Seguro de conciencia limpia, como he procurado que sea mi historia.                Luciano Maldonado                           (2021)