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Mostrando entradas de agosto, 2021

Joyas (20) Caupolicán (Rubén Darío)

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                                                                                          Caupolicán   Es algo formidable que vio la vieja raza: robusto tronco de árbol al hombro de un campeón salvaje y aguerrido, cuya fornida maza blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.   Por casco sus cabellos, su pecho por coraza, pudiera tal guerrero, de Arauco en la región, lancero de los bosques, Nemrod que todo caza, desjarretar un toro, o estrangular un león.   Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día, le vio la tarde pálida, le vio la noche fría, y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.   "¡El Toqui, el Toqui!" clama la conmovida casta. Anduvo, anduvo, anduvo. La Aurora dijo: "Basta", e irguiose la alta frente del gran Caupolicán.                                                      Rubén Darío 

Ocre tostado color de vida (falsificación de documentos nazis)

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                             Ocre tostado color de vida     -¿Y dices que esta taza de té puede salvarte la vida?... -le preguntó incrédulo su viejo amigo.     -Eso espero. Bueno... esta taza y la ayuda que me darás para escribir el texto... Tu alemán sí que es perfecto. Vete a dormir y descansa mientras tanto.     Primero extendió el papel en una cubeta y vertió el líquido. Esperó media hora y lo puso a secar. La noche transcurría deprisa, amenazada por la ira nazi de registros aún lejanos, mientras él formaba en el corte de una patata, con la habilidad exigible a un relojero, el sello de águila y cruz gamada que se impregnarían de tinta en la alfombrilla de un tampón.     Cerca del mediodía, cuando abandonó el refugio prestado por su amigo, el salvoconducto estaba concluido: foto algo más antigua, datos personales, papel hábilmente envejecido.                                                                                                       Luciano Maldonado                      

Joyas (19) A un olmo viejo (Antonio Machado)

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   A un olmo viejo   Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido.   ¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento.   No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores.   Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas.   Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que rojo en el hogar, mañana, ardas de alguna mísera caseta, al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas; antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera también, hacia la luz y

Lluvia rosa

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      Lluvia rosa A veces en mitad del trasiego de la vida, cuando crece la duda y desesperas, surge un milagro, que en calma te envuelve. No de otra dimensión, ni de altas esferas. No el misterio que en la noche estremece y se teme.   Es un obsequio inadvertido, siempre, un regalo persistente, e ignorado, a fuerza de ser tan fiel en sus citas. Arco iris que tiñe en rosa a la lluvia, que muda por fin tu gris existencia, que inunda de color esta penuria, tan sólo cuando menos te lo esperas. Infinitas gotas rosas. A veces. Confeti para el alma. Sólo a veces.                                 Luciano Maldonado                                      (Gijón, 2021)

Joyas (18): Noche oscura (San Juan de la Cruz)

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                                                                                       Noche oscura     En una noche oscura con ansias de amores inflamada ¡oh dichosa ventura! salí sin ser notada estando ya mi casa sosegada; a oscuras, y segura por la secreta escala disfrazada ¡oh dichosa ventura! a oscuras y en celada estando ya mi casa sosegada. En la noche dichosa en secreto que nadie me veía ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía. Aquesta me guiaba más cierto que la luz del mediodía adonde me esperaba quien yo bien me sabía en parte donde nadie parecía. ¡Oh noche que guiaste! ¡Oh noche amable más que la alborada! ¡Oh noche que juntaste! Amado con amada, amada en el Amado transformada! En mi pecho florido, que entero para Él solo se guardaba, allí quedó dormido y yo le regalaba y el ventalle de cedros aires daba. El aire de la almena cuando yo sus cabellos esparcía con su mano serena en mi cuello hería y todos mis sentidos suspendía. Quedeme y olvidem