El día irrepetible
El día irrepetible
Apenas prestaba atención al coche; estaba pendiente de los argumentos de su hijo Marcos: cuando salía este tema no había quien lo frenase.
-No es cuestión de modas, papá; es la necesidad de comunicarle a la gente la idea de que el mundo no puede soportar un ritmo tan frenético de agresiones al medio ambiente. Es triste que haya quien piense que este problema sólo afecta a los otros, que la naturaleza es muy sabia y el tiempo arregla nuestros errores.
-De acuerdo, Marcos. De todos modos, una cosa es comprender la situación y otra distinta querer que todo cambie de la noche a la mañana.
La carretera ascendía en medio de un frondoso bosque, y luego, superada la cima, se precipitaba culebreando hasta un paraje surcado por un riachuelo. Lo habían descubierto el año anterior y, desde entonces, todos, en especial el hijo pequeño, Héctor, lo echaban de menos.
La jornada fue muy placentera. Sin embargo, a punto de irse a las tiendas debido a la oscuridad, llegó la desgracia. El mayor traía en los brazos a Héctor, que lanzaba agudos gritos mientras se apretaba un pie, cubierto de sangre.
-¡Se ha hecho un corte tremendo! Había botellas rotas en el agua; ¡quién iba a imaginar una cosa así!
-¡Vámonos, Nacho. Hay que buscar un hospital -le apremió su mujer-. Le pongo una chaqueta e iré con él en el asiento de atrás!
-Vale. Marcos, quédate cuidando las tiendas. Calcula que tardaré bastante tiempo.
Cuando
por fin llegó al hospital, dijeron que pronto estaría fuera de peligro.
“Esta vez ha habido suerte". Suerte, sí; pero que la vida nos sonría una vez no evita que después nos planteemos el origen de todo.
Volvió a ponerse en camino, esta vez solo. Junto a las tiendas, tranquilizó a Marcos y le pidió la lámpara. Se alejó siguiendo la dirección por la que habían regresado sus hijos y, cuando encontró las huellas de sangre, supo en qué lugar tenía que buscar.
En efecto, las botellas estaban allí, atrapadas entre piedras y sobre jirones de una bolsa de plástico que parecían tentáculos. Eran reconocibles: las mismas que había arrojado estúpidamente un año antes.
Todo lo ocurrido, incluidas las palabras proféticas de Marcos por la mañana, hacía que aquél fuera un día irrepetible.
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