Tesón de la estalactita


 

        Tesón de la estalactita


Cuando más se alzaron gritos en la noche

y el bramido se hizo el himno de la masa,

cuando mis silencios clamaron por ti

tras esperanza de luz en tus palabras,

más la nada fue la reina de conciertos,

menos ayudas que aliviaran mis miedos.


Busqué a eruditos, los más sabios de historias,

ancianos de rica memoria y leyenda.

Fui adonde el aire se engalana de inciensos.

Crucé amplios mares, exploré nuevas tierras.

Nadie sabía lo que en verdad importa.

Muchos inconscientes de lo que se ignora.


Entonces vi nubes junto a la montaña,

espuma en la barba de un enorme rostro.

Entonces observé el vaivén de las olas,

ritmo del pulmón del mar desde su fondo.

Entonces comprendí al fin que las respuestas

nada deben a estudiosos,

no se ciñen al ahora,

ni están en sitios recónditos.

Entonces me fijé en la labor sin prisa,

agua fresca, gota a gota,

del constante tesón de la estalactita.

Sólo entonces.

                        Luciano Maldonado

                            (Gijón, 2023)

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