Ciclo eterno
Ciclo eterno
Hoy me ha despertado su luz,
su tibio roce en este otoño,
ansiosa de dorar la estancia,
de barrer noche de mis ojos,
ajena siempre a las venganzas,
intrigas, desmemoria, odios.
Y apenas, durante un instante,
he sonreído ante lo obvio:
esta ínfima mota de tierra,
fiel a los principios del cosmos,
ha vuelto a girar sobre sí.
Su constancia desarma mis antojos,
las trampas del perpetuo victimista,
vacío de amor, de ilusión, de paz.
Pasaron rápidas las horas.
Danzantes nubes de estorninos,
listos para el próximo viaje,
copiaron juegos de los niños,
corros y risas en el parque.
Los últimos rayos, muy finos,
hicieron más largas las sombras.
Hojas que buscan su destino,
marcando un vals desde las copas,
cubrieron de oro los caminos,
se hicieron, del ocaso, notas.
No todo parece perdido:
el ciclo eterno quiere vida,
niños, árboles, aves, luz.
Luciano Maldonado
(Gijón, 2017)
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