Mujer de la familia Hofer


 

Mujer de la familia Hofer

Fue lo primero que hizo nada más entrar en la National Gallery: consultar la ubicación del retrato en el plano que le habían dado con la entrada. Un cuadro que lo tenía por completo seducido, que ya ocupaba un lugar preeminente en su pinacoteca mental de imágenes fascinantes. Claro, que la descripción tan detallada de la pintura que le hizo su compañero de vuelo el día antes, entre Munich y Londres, había tenido mucho que ver en esto.

A un metro de distancia de la obra, sobresalía, en efecto, el gran tocado blanco de la dama. De la parte posterior del mismo, descendía un lago velo de la tela sobre el hombro derecho, cruzaba con amplios pliegues el pecho y, finalmente, terminaba descansando en el hombro contrario. El rostro, pues, quedaba enmarcado en un círculo luminoso, destacándolo tanto del vestido como del fondo, especialmente oscuros. Pero, sin duda, lo que más llamaba la atención al espectador era aquella mosca. Un insecto que el pintor, ahora desconocido, había puesto como contraste sobre tanta blancura del tocado.

—Dan ganas de espantarla de un manotazo, pero es un símbolo cuya intención es decirte que, a pesar de la juventud, tampoco puedes espantar el acecho de la muerte —le aclaró su compañero del avión cuando lo vio observando el cuadro en una revista.

Fue un vuelo de una hora, pero enriquecedor, porque aquel hombre le habló de muchos detalles: de la mano izquierda de la dama, con anillo en el meñique, significado de compromiso y lealtad familiar. Mano que parece apoyada en el marco, como un trampantojo que nos recuerda el alféizar de su ventana. Dicha mano tiene un ramillete de flores, conocidas como “Nomeolvides”. Por otro lado, la mano derecha está sobre el corazón, con dos anillos también en su meñique; uno de ellos, doble. Tal vez, significado de mujer viuda, llena de creatividad, muy sensible.

—Lástima que no pueda acompañarlo, continúo hasta Nueva York, pero le diré algo aún más curioso. El pintor hizo una copia por encargo de su protagonista, quien envió su lienzo, enrollado dentro de un tubo de madera, a un antiguo pariente mío, encarcelado en el castillo de Dorneck. Estoy hablando de finales del siglo XV, durante las disputas entre el Círculo de Suabia y los Confederados Suizos. Parece ser que mi pariente y ella eran muy amigos, pues pagó su libertad con dos florines de oro que iban ocultos en un extremo de ese tubo.

                                                                                               Luciano Maldonado                                                                                                                            (Gijón - 2025)

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