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Mostrando entradas de octubre, 2025

Joyas (82) Mediterráneo (Joan Manuel Serrat)

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                             Mediterráneo Quizás porque mi niñez sigue jugando en tu playa y escondido tras las cañas duerme mi primer amor, llevo tu luz y tu olor por dondequiera que vaya,  y amontonado en tu arena guardo amor, juegos y penas.   Yo que en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno que han vertido en ti cien pueblos, de Algeciras a Estambul, para que pintes de azul sus largas noches de invierno. A fuerza de desventuras tu alma es profunda y oscura.  A tus atardeceres rojos se acostumbraron mis ojos  como el recodo al camino. Soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero. ¡Qué le voy a hacer si yo nací en el Mediterráneo...!  Nací en el Mediterráneo... ...Y te acercas, y te vas después de besar mi aldea, jugando con la marea te vas, pensando en volver,  eres como una mujer perfumadita de brea que se añora y se quie...

Joyas (81) Octubre (Juan Ramón Jiménez)

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                       Octubre Estaba echado yo en la tierra, enfrente del infinito campo de Castilla , que el otoño envolvía en la amarilla dulzura de su claro sol poniente. Lento, el arado, paralelamente  abría el haza oscura , y la sencilla mano abierta dejaba la semilla en su entraña partida honradamente. Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,  pleno de su sentir alto y profundo,  al ancho surco del terruño tierno; a ver si con romperlo y con sembrarlo, la primavera le mostraba al mundo  el árbol puro del amor eterno.                                                Juan Ramón Jiménez

El odioso

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  El odioso Érase una vez un tipo odioso; egoísta y odioso de verdad. Asistía puntual al centro filatélico en cuanto éste abría. Luego, se pasaba horas revisando álbumes, sellos repetidos y revistas atrasadas, ajadas de tanto uso. Nadie se sentaba a su lado. Pero, claro, de esto último podría darse cuenta quien llevara observándolo algún tiempo; nunca un recién llegado a la ciudad, como era su caso. Aquel odioso personaje, en calidad de antiguo socio, lo trató sin embargo al principio con mucha amabilidad, como solía hacer con los nuevos miembros del club filatélico, siempre incautos. Se presentó como Arsenio Juárez y le facilitó su dirección personal, al otro lado del río. Le explicó curiosidades de algunos catálogos. Incluso varias veces intercambiaron sellos repetidos. Hasta que se ganó su confianza y trató de engañarlo. Así, los últimos sellos rusos que le adelantó a Arsenio, muy interesado en observarlos con detalle, para canjear por otros similares de valor, ne...