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Mostrando entradas de agosto, 2024

Joyas (65) Romance del infante Arnaldos (anónimo)

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                                                                               Romance del infante Arnaldos   ¡Quién hubiera tal ventura sobre las aguas del mar, como hubo el infante Arnaldos la mañana de san Juan! andando a buscar la caza para su falcón cebar, vio venir una galera que a tierra quiere llegar; las velas trae de seda, la jarcia de oro torzal, áncoras tiene de plata, tablas de fino coral. Marinero que la guía diciendo viene un cantar que la mar ponía en calma, los vientos hace amainar; los peces que andan al hondo, arriba los hace andar, las aves que van volando, al mástil vienen posar. Allí hablo el infante Arnaldos, bien oiréis lo que dirá: —Por tu vida, el marinero dígasme ora ese cantar. Respondiole el marinero, tal respuesta le fue a dar: —Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va.

Pero fuera

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                                  Pero fuera   Desde dentro, al calor de la lumbre, vigorosa, risas contagiosas llenan la sala, mil deseos se visten de proyectos, chocar de copas que sellan acuerdos y emocionados brindis por la paz. Es un corro de amistad, poderosa, que apremia a la noche a que llegue el alba, que abraza al mundo, desde su verdad. Pero fuera, intenso frío entumece mis manos, sin fuerza bajo el peso de unos leños, los últimos que dejé reservados con que poder alimentar el fuego. De pronto, en un instante he sentido la presencia cercana de un recuerdo —algo sin voz me llama desde dentro— y he mirado a través de la ventana. Me he visto como un viejo ante las llamas, ser que fue, solitario y somnoliento, ser sin ser, en un reducto de sueño que alrededor, las sombras acechando, enseguida convertirán en nada, resignación por todo lo perdido, tan sólo quimeras de haber vivido, humo en el aire tras la débil luz.