El banco
El banco Lo subieron al camión, donde ya se encontraban otros bancos. Una hora más tarde, quedaba anclado a una alfombra de hormigón en la glorieta central del parque. Sí, allí estaba, se diría que orgulloso, de estreno por una capa de barniz que resaltaba sus listones. Pasaron los primeros días. Y por caprichos del azar, lo cierto fue que nadie estrenó el banco. Al tercer día, varios jubilados fueron a la glorieta para ver a los que practicaban petanca. Pero, curiosamente, los espectadores permanecieron todo el tiempo de pie. Luego llegó el fin de semana. Algunas parejas tomaron asiento en las esquinas del parque. Por su parte,los jóvenes adoptaron otro banco, más apropiado para fumar y charlar de modas. ¿Y los niños?... Los niños jugaron al fútbol, tomando como portería, precisamente, el solitario banco. Pero, como si tuviera el estigma del